Levi
Strauss, Jacob Davis, Amelia Bloomer y Lubna Ahmed al Hussein
Estos cuatros nombres dos
hombres y dos mujeres están ligados a la pantalones por muy diferentes razones.
Levi Strauss y Jacob Davis inventar los tan famosos pantalones vaqueros, Amelia
Bloomer por introducir el uso de los pantalones entre las mujeres y Lubna Ahmed
al Hussein por reivindicar el uso de estos entre las mujeres en el mundo
islámico.
Como no puede ser de otra
manera empecemos a hablar de las mujeres y más concretamente por Amelia
Bloomer.
Amelia
Bloomer es conocida como la creadora de una moda revolucionaria en su época,
los bloomers. Pero Amelia Bloomer fue también una incansable defensora
de los derechos de la mujer en una sociedad para la que una mujer era sólo el
pilar de la familia, y trataba de dejar en un segundo plano sus facetas
culturales, creativas, políticas o trabajadoras.
La
activista por los derechos de las mujeres, Amelia Jenks
Bloomer nació
en New York en
1818. Se casó con el abogado norteamericano Dexter
Bloomer, quien la animó a defender sus ideas a través de su
periódico The Seneca Falls Courier y a colaborar
activamente en la defensa del sufragio femenino y los derechos de las mujeres a
través de organizaciones femeninas del área de Seneca Falls, llegando a participar en la
famosa Seneca Falls Convention en 1848 (esta
convención paso a la posteridad por ser la primera en la que se defendieron los
derechos de la mujer en todos los ámbitos sociales y de la que salió el
documento Declaration of Sentiments, donde se recogían los puntos fundamentales
acordados en esa reunión)
En
Enero de 1849, comenzó a publicar su propio periódico The Lily, una publicación completamente dedicada a la
mujer y a sus intereses y desde donde intentaba enfocar los temas femeninos.
En
1850 a través de su periódico, presentó un nuevo estilo de vestuario para las
mujeres “activas” inspirado en los trajes tradicionales turcos. La presentación
de sus pantalones para mujeres provocaron una oleada de indignación entre
la sociedad e insultos de la prensa, de hecho existe la expresión “making a bloomer “ que
podría traducirse como meter la pata, cuyo origen fue la presentación de los
citados pantalones y que toma el apellido de Amelia
como parte de la expresión.
Estos
pantalones eran como unas enaguas largas, flojas y ligeramente hinchadas que se
estrechaban en el tobillo; sobre ellas iba una falda más corta que las
habituales faldas victorianas. Aunque el diseño desde el punto de vista
estético puede resultar discutible, lo cierto es que resultaban cómodos y
fueron la antesala de los pantalones para uso femenino.
Fueron
muchas las mujeres que se atrevieron a usarlos, a pesar de ser ridiculizadas y
de las burlas que tuvieron que soportar; algunas los usaban por el
convencimiento de que representaban un avance para la comodidad de las mujeres
lejos del encorsetamiento que imponía la moda victoriana; otras lo hicieron por
reivindicación, usando los “bloomers”
como un símbolo de la igualdad de derechos de la mujer.
El
bloomerismo,
término acuñado en la época para denominar esta moda, fue perdiendo poco a poco
adeptos, aunque sorprendentemente volvió para convertirse en todo un fenómeno
representante de lo moderno, en 1890, con la llegada de la “fiebre de la bicicleta”,
ya que era mucho más cómodo montar en bici con bloomers y no con faldas. Eso sí, su renacer
trajo consigo alguna variación estética, como el uso de un tejidos más adecuados
como el tweed, y
la eliminación de la falda superpuesta.
Después
de luchar por los derechos de la mujer y del derecho de las mujer a vestir cómodas
y de poder llevar pantalones parece imposible que en el año 2009 la periodista
sudanesa Lubna Ahmed al Hussein, fue arrestada por llevar pantalones, declarada
culpable de indecencia y condenada a 40 latigazos y a pagar una multa.
Según
la interpretación de la sharia (ley islámica) en Jartum. El Día de Alá
solo se puede detener a los que hayan cometido crímenes graves. El gravísimo
delito cometido por Lubna Ahmed al Hussein es atacar al Islam por llevar
pantalones.
El
tres de julio de 2009 Lubna cuando estaba tranquilamente con unas amigas en un
restaurante de Jartum cuando varios policías las abordaron bajo la acusación de
«vestir ropa indecente», un delito cuya pena nos comunicaron que era de 40
latigazos. Tras ser conducidas a la comisaría, finalmente, Lubna consiguió
contactar con su abogado quien negoció
su libertad a la espera de juicio pero el resto no tuvo tanta suerte. De las 13
mujeres que fueron detenidas, diez de ellas no contaban con asistencia letrada,
y dos días después fueron azotadas en público, en aplicación del artículo 152
del Código Penal de Sudán. Lubna decidió renunciar a la inmunidad que tiene por trabajar para la ONU y para dar publicidad a
su caso distribuyo invitaciones para asistir a su juicio.
Lubna tras ser sentenciada, finalmente, a 30 días de
cárcel prefirió encarar la pena a pagar una fianza de apenas 500 libras
sudanesas (140 euros) ya que según dice pagar la fianza hubiera significado
reconocer la legalidad de ese Tribunal, y la legalidad de su equívoca
jurisprudencia.
La
multa fue pagada contra su voluntad por
la Unión Nacional de Periodistas de Sudan para acabar con el gran eco internacional que había tenido este caso. Lubna lucha
por la defensa de los derechos humanos más elementales de las mujeres,
adolescentes y niñas que se violan habitualmente, posteriomente al arresto de Lubna, Silva Kashif de 16 años y de la región
de Jartum fue condenada ha recibir 50 latigazos por llevar una falda por debajo
de las rodillas, considerada indecente.
La organización de defensa
de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) exhortó por su parte a las
autoridades sudanesas a abolir la ley y retirar las acusaciones. "La forma
en la que esta ley se utiliza en contra de las mujeres es inaceptable y la
sentencia prevista, hasta 40 latigazos, es repugnante", declaró la
organización en un comunicado. "Esta ley está redactada de tal forma que
es imposible saber qué es decente o indecente", lo cual abre la vía a la
arbitrariedad de los policías, añade la organización que también considera esta
ley "discriminatoria".
Lubna Hussein abrió una
página web bilingüe en inglés y árabe para dar a conocer su lucha y multiplicar
la recogida de firmas para su petición por abolir una controvertida ley que
hasta recientemente no era debatida.
Ahora
es el momento de hablar de dos hombres Levi Strauss y Jacob Davis estos dos
nombres están ligados a las pantalones vaqueros ya que fueron ellos los que
patentaron dicha prenda y el 20 de mayo de 1873 recibieron una carta que, sin
saberlo, supondría una revolución en la moda, ya que fue ese día el que recibieron la carta de la
Oficina de patentes y marcas estadunidenses
que les confirmó el registro número
139.121, que se refería al diseño de unos pantalones de trabajo para los
pioneros del oeste elaborados con tela resistente y bolsillos traseros
decorados con un ribete. Así nacieron los Levi’s 501, los pantalones vaqueros más
icónicos y más vendidos del planeta.
Originalmente
los vaqueros fueron ideados y usado como prenda de trabajo, se trata de un tipo
de pantalón hecho con un tejido de algodón muy resistente llamado mezclilla o
denim. Aunque el primer antecedente de las prendas vaqueras aparece en Génova
(Italia) en el siglo XII, los pantalones vaqueros, tal y como los conocemos
hoy, se desarrollaron en EEUU a finales del siglo XIX.
Levi Strauss era por aquellos tiempos un comerciante que vivía en San
Francisco, que pensó en utilizar las lonas usadas en la manufactura de tiendas
de campaña para fabricar ropas de trabajo a los mineros. Tenían que ser prendas
que resistieran la vida a la intemperie y el peso en los bolsillos del mineral
encontrado.
En
un principio eran todas del color marrón ya que este era el color utilizado
para las tiendas y sin bolsillos traseros. Pero uno de los clientes de Levi
Strauss, un sastre originario de Letonia llamado Jacob Davis sastre de
profesión, hastiado de comprar tela para remendar los pantalones rotos, pensó
en reforzarlos con remaches de cobre en algunos puntos de especial tensión,
tales como los extremos de los bolsillos o la base de la bragueta. Davis ya que
carecía de dinero se puso en contacto con Levi Strauss para ofrecerle una la
solución a los defectos de sus pantalones, conocidos por aquel entonces como
‘Waist overolls’ y asociarse para pagar la patente.
Ambos
se asociaron para crear los primeros pantalones ‘tejanos’ Levi’s, pero no fue
hasta 1880 cuando el químico Adolf von Baeyer obtuvo un colorante azul para que
el vaquero adoptara su color insignia.
De
aquella época aún se conserva un modelo de vaquero, conocido popularmente como
el ‘XX’, que se encuentra cuidadosamente guardado en las oficinas de Levi
Strauss en San Francisco. Estos ‘jeans’ datan de 1879 y se calcula que su valor
de mercado rondaría los 150.000 dólares.