Le Sape es una abreviatura basado en la frase “Société
des Ambianceurs et
des Personnes Elegantes”
(La Sociedad de anfitriones y Personas Elegantes)
y haciendo alusión a la palabra de argot francés
"sape", que significa "traje".
Es un movimiento social
centrado en Brazzaville, la
capital de la República del Congo.
Una variante de Le Sape se llama
sapeur. El movimiento encarna la elegancia en
el estilo y modales de dandis
predecesores coloniales como medio de resistencia. Ellos están en marcado
contraste con el ambiente en el que se vive en el Congo
.
Le sape se remonta a los primeros años del
colonialismo en África y, en particular Brazzaville y Kinshasa. La misión
francesa era civilizar a los los africanos que ivan desnudos. Para ello los
colonos trajeron ropa de segunda mano de Europa como instrumento de negociación
para ganar la lealtad de los jefes de las tribus. Brazzaville pronto se
convirtió en la zona residencial más favorecida para los blancos y la sede del
gobierno colonial. A finales del siglo XIX sus los criados de los colonos
fueron los primeros en abrazar la modernidad europea, porque se les daba ropa
en lugar de dinero como compensación por su trabajo.
Una influencia importante en la élite
congoleña, presente durante la década de 1920, fueron los trabajadores
coloniales de la África occidental que llegaron al Congo. Se les llamaba Bapopo
o Coastmen y sirvieron de inspiración para la élite congoleña para luchar
contra los cargos arraigados de inferioridad nivelado a ellos por el
colonialismo francés y belgas. Los hombres congoleños jóvenes tomaron el estilo
de sus amos.
Su
fundador fue André Grenard Matsoua, el primer congoleño en volver de París
trajeado, como un monsieur. Su retorno alcanzó
dimensiones épicas se le recibió como si fuera embajador de un mundo lejano. Él
aceptó esa condición y engrandecio Francia hasta elevarla a la categoría de
Tierra Prometida, suyo es el título de grand
sapeur. Y si Matsoua fue el pionero de este
dandismo, el músico Papa Wemba fue quien lo popularizó. A finales de los años
sesenta, Wemba se opuso al regreso a la autenticidad proclamada por Mobutu Sese
Seko. El primer dictador de Zaire emprendió una huida hacia delante para
desmarcarse de todo lo relacionado con la cultura europea e impuso el abacost (traje de
tres piezas tipo maoísta) como uniforme. Wemba nunca renunció a su estilo de sapeur y le dio
visibilidad internacional gracias a su grupo Viva la Música.
A
partir de los años ochenta, los sapeurs
desaparecieron del paisaje provocado por tres guerras internas. Hasta principios de
este siglo finalizados ya los conflictos, regresaron al grito de "Dejemos
las armas y vistámonos elegantemente". "Solo hay SAPE si hay
paz" es otro de sus lemas.
Su
código de vestimenta lleva además un determinado patrón de comportamiento. Sus
reglas no escritas imponen obligaciones estéticas: no se pueden combinar más de
tres colores en el mismo atuendo, y éticas: los sapeurs
son hombres de una moralidad intachable. La diferencia entre sus condiciones de
vida y su manera de vestir será abismal, pero porque le Sape se corresponde con
un modo de pensar y de sentir es decir una forma determinada de ser. Desde el
pacifismo anima a la autosuperación. Cada miembro se pone un apodo y elige un
determinado look.
Su condición va acompañada de una determinada gestualidad: andares elásticos,
miradas altaneras. El puro y el bastón, dos de sus complementos indispensables,
les ayudan a subrayar esa actitud chulesca. Con ellos alargan sus movimientos,
los redondean.
Su
voluntad es la de dignificar. Esta es una comunidad emocional que aleja a sus
miembros de la exclusión social. En los últimos años le Sape está legitimada
por las instancias políticas. El presidente de la República del Congo, Denis
Sassou-Nguesso, es considerado un buen sapeur. Le llaman Pierre Cardin en
honor al modista francés.
Le Sape es un movimiento que aunque viva ajeno a la moda internacional,
contempla sus propias tendencias.
Entre
los jóvenes, cada vez es más popular un subgrupo llamado Picadilly que ha hecho
de la falda escocesa su particularidad. Llevan kilt para rendir homenaje al príncipe Carlos
de Inglaterra, según uno de sus miembros uno de los personajes más elegantes
del planeta.
El
sentido del estilo de estos congoleños, como el de cualquier pueblo, está
ligado a su propia historia. Los sapeurs están reconciliados con su pasado
colonial y adoptan como modelo el del invasor. Podríamos decir que padecen algo
así como una especie de síndrome de Estocolmo estético. La superación de la
miseria por parte de los sapeurs, aunque
simbólica, llevan implícito un mensaje de rebeldía.
La
contradicción es la esencia de este movimiento. Los sapeurs asumen la hostilidad que les rodea,
pero al mismo tiempo evidencian el carácter impermeable de las buenas maneras y
el vestir bien. La elegancia se revela como un analgésico. La única arma que
tienen para defenderse de su destino es su atuendo. Es una llamada al orden en
medio del caos. Vivirán en condiciones precarias, pero llevan los zapatos
relucientes. Hacen de la necesidad una virtud y convierten el defecto en
exceso.
En la actuadidad Le Sape se ha internacionalizado y en la
actualidad encontramos en Bruselas y
Londres comunidades de sapeurs. Además en internet,
el mito vuela libre. Diseñadores de moda como Paul Smith se inspiran en ella a
la hora de confeccionar sus colecciones, y los comisarios de arte la convierten
en museizable: la Ciudadela de Pamplona les dedicó una
exposición dentro de sus jornadas África imprescindible; al sur del
Sáhara.